Claves para mejorar tus presentaciones en público

 
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Durante la carrera profesional en más de una ocasión deberá presentar ideas, explicar propuestas o anunciar resultados al resto de los departamentos; por ese motivo, hablar con soltura en público es una habilidad muy demandada en el terreno laboral. Aquellos trabajadores capaces de salvar con éxito una presentación frente a una gruesa audiencia serán valorados muy positivamente por sus empresas.

Preparación previa

Por mucho que se sienta capaz en esto de hablar para un grupo numeroso de personas, la preparación siempre es necesaria. Elaborar esquemas con los que apoyar los temas que se van a tratar e incluso grabarte para practicar o ensayar tu intervención delante del espejo es aconsejable. Planea con detalle todos los puntos que quieres abordar y asegúrate de que darles coherencia. Un buen consejo es que, además de todo esto, tengas siempre en mente el tipo de audiencia a la que te diriges ya que no es lo mismo enfrentarte a tus compañeros que a una junta de accionistas.

Comienzo y final atrayentes

Está demostrado que el principio y el final de cualquier exposición es lo que mejor retendrá el oyente, por ese motivo y con el objetivo extra de conseguir captar la atención de la audiencia, es importante que prepares con especial mimo estas partes de su intervención.

Lenguaje corporal

El 93% de lo que expresamos lo hacemos mediante los gestos, la postura y el tono de a voz. Sabiendo esto, comprenderás la necesidad de cuidar lo que transmite tu lenguaje corporal. Para causar una buena impresión en público y reafirmar lo que dicen tus palabras deberás mantener la espalda erguida, la cabeza levantada, procurar que tus pasos sean firmes y lanzar una sonrisa de vez en cuando. Para evitar el movimiento compulsivo de las manos puedes agarrar algún objeto de forma discreta, por ejemplo, un bolígrafo.

Céntrarse en un punto fijo

Un truco para mantener los nervios bajo control es fijar dos o tres puntos concretos de la sala y dirigir tu discurso siempre hacia allí. Parecerá que estás mirando directamente a los asistentes pero ahorrarás despistes ante gestos inoportunos.

Un error no es significativo

Algo que debe quedar claro es que trabarse o equivocarse en algún momento no empaña el discurso. Por muy bien que lidiemos con las presentaciones en público siempre se mantiene cierta presión que puede acarrear alguna equivocación sin consecuencias. Si fallas, no es el fin del mundo. Solo tienes que parar, respirar hondo, sonreír y continuar con lo que estabas diciendo.

Pausas estratégicas

En relación con el punto anterior diremos que una de las claves para no equivocarse es introducir durante la exposición pausas estratégicas. Durante esos segundos podrás repasar rápidamente el punto siguiente y evaluar la reacción de la audiencia.

Fuente: Universia