6 Razones por las que Viajar es la mejor forma de Educación

 
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Es un aprendizaje continuo

En muchas ocasiones, a veces casi siempre, la mejor educación se encuentra fuera de clase. Evidentemente aprendemos de los libros y de nuestros profesores, pero no solamente de ellos.

 

Una de las maneras con las que podemos enriquecer nuestra experiencia personal es a través de los viajes. Por eso mira estas 6 razones por las que viajar se convierte en una forma única de educación. Y da igual el lugar. Lo importante es exprimir cada momento, cada calle recorrida y cada persona encontrada en el camino.

Aprendes idiomas. Aunque cuando viajamos solemos comunicarnos en inglés, siempre terminas aprendiendo un poco del idioma nativo del país que visitas. De hecho, debes esforzarte en ello para aprovechar al máximo tu viaje. Descubre el vocabulario básico y trata de aplicarlo cuando llegues ahí. Es la mejor práctica posible.

Aprendes historia. Preparar un viaje significa sumergirte en la cultura, tradiciones y arquitectura del lugar. De repente, te encanta leer sobre aquello que sucedió en ese determinado país o ciudad y te sumerges en su propia historia. Una vez ahí, paseas por sus calles, visitas museos, monumentos, comprendes los conflictos que pudieron suceder, hablas con personas nativas que te cuentan historias reales. Todo se entiende mejor que si lo hacemos sentados frente a un libro.

Aprendes sobre el presente. Además de sobre el pasado, viajar te enseña cómo es el presente de un determinado país. Entiendes su situación política, el escenario económico y su estructura social. Y no solo cuenta lo que vemos en la tele, viajar es una manera de aprender sobre un destino in situ, sacando tus propias conclusiones.

Descubres nuevas culturas. Incluso aunque viajes dentro de tu mismo país, entiendes que hay distintas formas de vivir y de pensar. Y adentrarse en estas culturas distintas, saber convivir con ellas y sacar todo lo bueno que nos ofrecen es algo fundamental para nuestra educación.

Aprendes habilidades sociales. Cuando viajas, de repente, por muy tímido que seas, te descubres hablando con desconocidos, comentando cualquier situación, solicitando ayuda para llegar a un determinado lugar. Te vuelves más comunicativo, a veces por necesidad, pero es un aprendizaje vital más.

Aprendes a ser independiente. Tanto intelectual como emocionalmente. Viajar, además, te obliga a ser proactivo. Tienes que controlar todo lo que tienes a tu alrededor, sobre todo si viajas solo, tienes que tomar decisiones, tomar la iniciativa, reaccionar ante una determinada situación. Es un conocimiento constante sobre ti mismo, y no hay nada más enriquecedor y más educativo que aprender cómo eres de verdad.

Fuente: Becasestudio.net/